
Dimensión y capacidad de un ascensor son términos que muchas veces se confunden, pero no significan lo mismo.
Dos conceptos distintos: dimensión y volumen
Cuando se habla de la dimensión de un ascensor suele referirse a su envergadura,. Muchas veces es un homónimo del modelo (modelo para edificios pequeños, modelo para grandes almacenes, modelo para hospitales, etc.).
En cambio, cuando se habla de capacidad se está tratando de definir, grosso modo, cuántas personas u objetos caben en la cabina del ascensor. La capacidad, pues, se manifiesta en kilogramos.
La capacidad es, pues, una dimensión diferente a la dimensión. Un ascensor puede tener dimensiones grandes, pero tener una capacidad reducida, por ejemplo, algunos ascensores decorativos en algunas atracciones parecen muy grandes, pero su capacidad de trasportar pasajeros es reducida, a menudo por cuestiones de seguridad.
Qué ocurre cuando la capacidad se supera
Reglamentariamente, todo ascensor debe tener de forma clara y visible dentro de la cabina una pegatina o una placa donde se manifieste su capacidad máxima.
En ningún caso hay que contar la capacidad de los ascensores por el número de personas, porque nadie pesa exactamente lo mismo. Ahora bien, cierto es que es difícil calcular la capacidad de un ascensor cuando varios pasajeros se montan en la cabina de uno, ya que nunca se sabe a ciencia cierta cuánto pesa cada persona.
Es habitual que, cuando coincidan varias personas en el rellano que quieren subir o bajar por el elevador, todos hagan sus cábalas para ver si el ascensor puede absorber el peso de todos.
Por regla general, se supone que cada persona suele pesar en torno a los 75 kilos. De esta forma, si un ascensor manifiesta en su placa situada en la cabina que su capacidad máxima es de 300 kg, el estimado máximo de personas sería de cuatro.
Pero, ¿qué ocurre cuando se sobrepasa la capacidad máxima que puede absorber un ascensor? Contrariamente al pensamiento catastrofista de los pasajeros, un ascensor nunca se caerá. Lo que sí va a ocurrir es que se someterá a un esfuerzo por encima de por el que fue construido, pero raramente supondrá un peligro para los pasajeros.
El ascensor "sobrecargado" puede reaccionar de dos maneras. Una es que acentúe en sus movimientos este sobrepeso, puede que no alineándose del todo la cabina en el rellano al terminar el recorrido o aminorando su marcha. En todo caso, las estructuras se resentirán y los costes de mantenimiento aumentarán con el tiempo.
Otra reacción que puede tener es, simplemente, no iniciar la marcha. Muchos ascensores tienen ya sensores que controlan el peso y encienden un lead cuando los pasajeros sobrepasan el peso máximo, incluso hay otros que emiten un sonido.
En Astarlifts apostamos siempre por la seguridad de las personas y la optimización de los costes de mantenimiento.